Receta

Tartines de Higo & Berenjenas Baby picantes

Tartine (sandwich abierto, bruschetta, tostada, tosta, smørrebrød, smørbrød, smörgås) es el término francés que refiere a una rodaja de pan tostado cubierta con algún elemento untable, como ser manteca, queso crema, miel o mermelada. Si se la quiere poner más linda, se la completa poniendo por encima un mix de ingredientes salados o dulces (o ambos), dependiendo del gusto de quien se la termine morfando. Sencilla y rápida de preparar, cualquier momento del día es una buena oportunidad para hacerse una o varias, tanto para disfrutar solos o para compartir.

Los componentes básicos de toda tartine que se precie de tal son dos: 1) usar como base un buen pan y 2) ponerle mucho, mucho amor al topping que elijan. Si quieren evitar caer en las combinaciones de siempre, darle una vuelta de tuerca es casi mandatorio. En este caso, aprovechamos la temporada de higos para usarlos como elemento común en nuestras dos tartines, aunque a cada una la dotamos de su propia personalidad. Pero mejor no adelantarnos, que la previa también es un momento digno de ser saboreado.

Tartine de Caciotta, Higos y Rúcula

Cheese, Fig & Arugula Tartine

Ingredientes

(para 1 tartine)

  • 1 rebanada de pan
  • Aceite de oliva extra virgen
  • Escamas de cebolla
  • 4 rodajas finas de queso Caciotta (Taleggio o Fontina son otras dos buenas opciones)
  • 2 higos maduros
  • Un puñado de hojas de rúcula
  • Sal y pimienta negra recién molida

Fuente: Serious Eats

Tartine de Higos grillados, queso Feta y Jamón Crudo

Grilled Fig, Feta & Prosciutto Tartine

Ingredientes

(para 1 tartine)

  • 1 rebanada de pan
  • Aceite de oliva extra virgen
  • Escamas de cebolla
  • 50 grs. de queso Feta
  • 4 lonchas bien finas de jamón crudo
  • 2 higos maduros
  • Sal y pimienta negra recién molida

Fuente: Honestly Yum

Berenjenas baby asadas y picantes

Spiced baby eggplants

Ingredientes

(para 2 porciones)

  • 6 berenjenas baby
  • Aceite de oliva extra virgen
  • Sal
  • Un puñadito de cilantro fresco picado
  • 1 cdita de comino
  • 1 cdita de pimienta de cayena (si las quieren picante pero no tanto, usen sólo 1/2)
  • Un puñado de perejil fresco picado, para espolvorear por encima cuando salgan del horno

Fuente: Food52

Preparación

Primero que nada, el pan. Sepan que la calidad del pan que elijan va a definir cuan buena estará su tartine. Para no arriesgarnos a fallar, nos fuimos hasta Salvaje Bakery y les contamos a los chicos la idea que teníamos. La recomendación fue que llevemos uno de campo hecho con Masamadre, de miga esponjosa y liviana y corteza bien crujiente, y de un tamaño de rodaja ideal para todo lo que pensábamos ponerle por encima. Volvimos a casa felices con nuestra hogaza de pan bajo el brazo, sabiendo que ya teníamos el 50% del éxito asegurado.

Antes de arrancar con la cubierta de nuestras tartines, empezamos por la guarnición: unas berenjenas baby asadas y picantes, que era lo que más tiempo de horno iba a necesitar.

Precalentamos el horno a 200ºC (fuerte). En una fuente, pusimos un chorro generoso de aceite de oliva al que le espolvoreamos sal, el cilantro fresco picado, comino en polvo y la pimienta de cayena. Mezclamos bien todo. Lavamos y cortamos las berenjenas por la mitad, y las ubicamos con la cara interior hacia al aceite, moviéndolas de un lado a otro para que se impregnen bien de todos esos sabores. Las ponemos luego de cara hacia arriba y las asamos durante 25 minutos. Al cabo de la mitad del tiempo, las giramos nuevamente hacia abajo, hasta cumplir con el tiempo. Cuando estuvieron listas (el interior se les tiene que haber oscurecido bastante), las sacamos del horno y las pasamos a un bowl o plato hondo, dependiendo la cantidad que hagan. Las rociamos con el jugo de medio limón (asegúrense que les llegue un poco a todas), espolvoreamos con sal, un poco de perejil fresco picado y -justo antes de servir- un último chorrito de aceite de oliva.

Seguimos con unos higos que habíamos conseguido el día anterior, bien tiernos y rechonchos. Los lavamos con cuidado, no los pelamos (you can leave your hat on) y los separamos en dos grupos: a unos los cortamos por la mitad a lo largo, y a los otros en rodajas. Las mitades fueron a parar al grill, hasta que unas líneas oscuras se marcaron en su interior carnoso. El grupo de las rodajas quedó reservado para después.

Cortamos, mientras tanto, nuestro de pan en dos rodajas de un centímetro y medio de espesor (aprox). Las pintamos de ambos lados con una mezcla de oliva y escamas de cebolla, y las llevamos al horno el tiempo necesario para que tomen el color y la textura de las hojas de otoño. Colocamos, sobre una de ellas, unas fetas finas de Caciotta, un tipo de queso italiano de pasta firme y cremosa que se fundió perfecto al calentarse sobre el pan. Montadas llevaba las rodajas de higos que nos habían quedado reservadas, para ponerse a tono con la temperatura del queso mientras se derretía.

Llegó el momento del ensamble. Empezamos con la rodaja de pan que tostamos sin nada por encima. Desmenuzamos unos cubitos de queso feta hasta formarle una capa que parecía nieve. Agregamos jamón crudo y le apilamos las mitades de higos grilladas que todavía se mantenían tibias. Un poco más de queso feta para terminar, sal (apenas), pimienta y un chorrito aceite de oliva.

Sacamos del horno la otra, justo cuando el queso empezaba a burbujear. La dejamos reposar unos minutos y agregamos unas hojas de rúcula sobre los higos y el queso. Redondeamos con sal, pimienta y oliva. Llevamos a la mesa sobre una tabla de madera.

La tartine de higos grillados y jamón crudo tenía una personalidad dulzona y decadente. La de fetas de caciotta resultó más terrosa, predominando el sabor anuezado del queso. La rúcula fue clave para transmitir ese toque de frescura. Los higos, tiernos y jugosos, se portaron divino. Y el pan… ¿Qué decirles del pan? Supremo. Un canto a la vida.
Acompañamos con la guarnición de berenjenas baby que teníamos reposando tranqui. El picor fue un gran complemento que ayudó a balancear los sabores de nuestras tartines.

Ponerle onda a una tartine no cuesta casi nada. Es un tentempié muy versátil que permite probar cientos de combinaciones posibles. Traten siempre de aprovechar las frutas y las verduras que vean de temporada, porque eso garpa como loco. Ahora sí: vayan, sean creativos, prueben cosas locas. Eso si, registren todo y vuelvan a contarnos, así seguimos juntando ideas para todas esas tartines que aún están por llegar.

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