¿Notaron alguna vez cuantas similitudes hay entre conocer un lugar para comer y una primera cita?
Topinambour llegó a nuestras vidas gracias al aluvión de reseñas positivas que encontramos en Buena Morfa Social Club. Casualmente por ese entonces, este bistró ofrecía un menú exclusivo para unos pocos afortunados que -por si todavía nos quedaban dudas- fue el empujoncito necesario que nos terminó de convencer para conocerlo.
Entusiasmados con el hallazgo, iniciamos la “fase stalkeo” y buscamos en internet toda la información adicional que pudimos conseguir. Así nos enteramos que se inauguró a principios de este año, que se esconde tímido en el interior del Palo Santo Hotel en Palermo, y que la mente maestra detrás del proyecto es Monsieur Sébastien Fouillade, a quien Ale conocía de una de las ediciones de La Cuisine des Chefs que Lucullus organizó durante la Semana de la Gastronomía Francesa allá por el año 2013. No hizo falta nada más. “Hola, si, quisiera reservar una mesa para dos por favor”.
Llegó el día. El cuerpo se nos llenó de ansiedad y la panza de mariposas. Nos pusimos lindos y salimos con tiempo, para no llegar ni un minuto tarde. La función comenzó ni bien cruzamos la puerta de entrada, con Dante y su amabilidad infinita conduciendo el devenir de nuestra experiencia. Nos sentamos a la mesa expectantes, prestando especial atención a todo lo que nos rodeaba: un único cuadro con un Topinambour pintado, un bellísimo jardín detras de unas puertas vidriadas, el electro jazz y las voces en frances que sonaban de fondo, unas ramitas de romero en el centro de cada mesa, perfumándolo todo.
Con el correr del ambiente, la panera y el vino, empezamos a relajarnos. El amuse-bouche, una Terrina de mariscos, con pan tostado y brotes, llegó para robarnos una primera sonrisa desprevenida. Los temas superficiales propios del inicio de cualquier intercambio con un desconocido se fueron complejizando en el instante mismo en que se presentaron las entradas: una Sopa crema de topinambour, mollejas de pato confitadas, crocante de pistacho y aceite de lavanda, y un Steak tartare tradicional, con carne cortada a cuchillo, alcaparras, pepinillos, echalotes, mostaza de dijón y yema de huevo. Cucharada tras cucharada de esa sopa casi aterciopelada, fue inevitable que la charla se volviera una cuestión de piel y texturas. El steak tartare no se quedo atras, redoblando la apuesta cuando las notas picantes del dijón nos alcanzaron la nariz. Todo estaba saliendo muy bien.
Llegaron los principales y, con ellos, la hora de la verdad. Por un lado estaba la Bourride del mar, un plato provenzal con mariscos salteados (chipirones, langostinos, mejillones y pescado) sobre un espejo de fumet de pescado con azafrán y croutons con aïoli. Por el otro, unos Ravioles caseros de conejo salteados en jugo de cocción, carpaccio de tomate, aceitunas y albahaca. Nos miramos a los ojos en silencio y fue como si no hubiera nadie más a nuestro alrededor. La intensidad de cada plato nos tenía embobados. En la panza, las mariposas nunca habían aleteado con tanta fuerza como en ese momento.
El Queso antes del postre –Brie, uvas, nueces y pan de campo– fue ese roce de manos casual, ese brillo que se vislumbra en la mirada del otro y que nos da luz verde para seguir con el juego de seducción, al menos por un rato más.
El despliegue de belleza final del que hicieron gala los postres nos encontró en completa situación de vulnerabilidad. Tanto la Tarte Tatin de manzana con crema inglesa a la pimienta y helado casero de vainilla y lavanda, como la Crème brûlée de vainilla con frutos rojos no pudieron más que cautivarnos con una delicada caricia a nuestros sentidos todavía embriagados.
La combinación Petit Fours & Nespresso fue el final perfecto: un beso en los labios, dulce pero intenso, con el que nos despedimos, sin duda enamorados, hasta la próxima vez.
Bonpland 2275 (Palermo) | |
5280-6103 | |
reservas@topinambour.com.ar | |
Abierto de Martes a Sábado, de 12.30 a 15hs. y de 20 a 23.30hs. Domingos de 12.30 a 23.30hs. |
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Topinambour en Guía Óleo | |
Topinambour en TripAdvisor |
1 Comment
Martín Segovia
13 octubre, 2015 at 20:59divin <3