Be Frika

Mediodía de sábado, post caminata.
Entramos a Be Frika y nos sentamos en una mesita esquinera, junto al ventanal.
Sin perder tiempo, nos dispusimos a repasar la interesante variedad de hamburguesas gourmet tamaño “tini-mini” que ofrecía el menú. Flotaba en el aire un delicado aroma a carnita a la plancha y sonaba de fondo el hitazo de los 80 You Spin Me Round (Like A Record).
Mejor, imposible.

Luego de un acalorado debate sobre cual sería la combinación perfecta de burguesas baby para nuestro almuerzo, nos decidimos por el trío Moulin Rouge, con queso brie, tomate confitado y mostaza, la Frankie & Johnny, con panceta, salsa barbacoa y queso cheddar, y la Honolulu, con ananá caramelizada y queso.
Mientras esperábamos, hicimos caso a Planeta Joy y su ranking de los 10 lugares para comer las papas fritas más ricas y nos pedimos una porción de papas rejilla, que llegaron super crocantes y justo a tiempo para paliar el hambre que ya se asomaba temerario.

Acompañamos la comilona con un muy refrescante licuado “Cromática” (manzana verde, albahaca y lima) y cerramos la ecuación con un Alfajor helado con óreo + un espresso en jarrito.
¿Mi puntaje para Be Frika? Muy bien 10, con carita feliz al costadito.

La perlita

Al cabo de unos cuantos bocados, recuerdo haberle dicho a Ale que el sabor de las hamburguesitas me hacía acordar a las que preparaba mi mamá, allá lejos y hace tiempo, en nuestra ex-casita de sanjustoland: consistentes y jugosas, con ese amor que sólo tiene la comida casera.