Aramburu

¡Pero que emocionados estábamos con Ale en el taxi de camino al restó que con tanto esmero elegimos para festejar nuestro 5º aniversario de novios! Conocer Aramburu era, sin dudas, de lo más fancy que estábamos por hacer en materia de comer afuera, además de nuestra primera incursión en el maravilloso mundo de la gastronomía molecular.
Después de leer reviews increíbles en Internet, decidimos que la ocasión ameritaba darnos el lujo de tirar la casa por la ventana: no sólo sería lo más fancy, sino también lo más caro que nos podíamos permitir.

Llegamos -puntuales- a las 21.30 hs. Nos recibió un ambiente cálido y muy sobrio, apenas iluminado por los pequeños veladores ubicados en cada mesa. Ni más ni menos que el preludio ideal para la cena íntima que fuimos a buscar.
Nos habían avisado que el menú degustación de 12 pasos estaba pensado para durar unas buenas 2 horas y media, por lo que nos aseguramos de tener el tiempo suficiente para disfrutar del viaje sin apuro. Por suerte, el día siguiente era un miércoles feriado y ya lo teníamos reservado para remolonear tranquilos en casa. Mejor, imposible.

El gran-banquete-gran que el genio de Gonzalo Aramburu y su equipo de “curiosos cocineros” tenía preparado para nosotros se dio al inicio exactamente a las 21.44, cuando llegaron a la mesa unos originales snacks y aperitivos.
El show recién está comenzando. Los invitamos a acompañarnos en esta experiencia religiosa que ya nunca podremos olvidar.

1. Snacks y aperitivo: Chip de mandioca y pimentón ahumado, grisin alto coronado con oliva negra, sopa de calabaza y jengibre + mandarina nitrogenada, cannoli de papa relleno de crema de basílico y pecanas, y paté de res con mermelada de kinotos y arroz inflado.
2. Breakfast: Huevo 70º, espuma de cruasán, astilla d’panceta, brunoise de papa rissole + home bagel.
3. Boscaje: Conejo en cocción 8hs al vacío, vestido con focaccia de hierbas y velo de clorofila + puré de hongos de estación infusionado en aceite de pino + flores, brotes y germinados en tierra de algarroba.
4. Salmón cortado en brunoise y cocinado en jugo de naranja + aire de melón.
5. Memoria del mar: Merluza negra sumergida 6′ a 60º, pomada de alcauciles + trufas, tapenade líquida, migas de aceituna, hojas jóvenes, endivias, espárragos.
6. Evolución del paladar: Langostino y castañas marinados en salsa de soja descansan arropados en masa kadayif sobre piedra refractaria + consomé de mejillones.
7. Cochinillo confitado + mamón + chocolate + maracuyá.
8. Nuestra visión de asar productos de parrilla criolla: Carne + morrones + mollejas, espuma de morcilla y provoleta, papa torneada.
9. Taco de piña olvidado en cardamomo, pimienta jamaica y canela + crema helada de lima kafir y azúcar negra.
10. Crema fría de infusión de hojas de coca + mueslik de avena, jarabe de arrope de tuna.
11. Petit fours y regalos: Algodón de curry, marsmelow de chocolate, dulce de zapallo y queso de cabra.
12. Helado nitrogenado de coulis de frutilla + hesperidina.

Maridaje

1. Chakana Viogner
2. Crios Rosé Malbec
3. Humberto Canale Pinot Noir
4. Duriceutti Bonarda
5. Lamadrid Malbec
6. Crios Torrontes

Un paso tras otro, nuestro paladar inexperto se dejó seducir por el ingenio y la sofisticación detrás de cada plato.

Fue una velada realmente impecable desde todo punto de vista.
Sabemos que no es para todos los días, pero los instamos a que alguna vez se den el gusto. Lo vale de principio a fin.

La perlita

Entre los langostinos y el cochinillo confitado, Ale me propuso casamiento 🙂